Tuesday, September 8, 2009

C.U.

Así como los Beatles llamaron a su prodigiosa obra maestra: “Magical Mystery Tour”, (Viaje Mágico y Misterioso, pa aquellos que no mascan el inglés...) yo tengo ocupado un adjetivo similar para un lugar de esta grisácea, estresante y caótica ciudad al cual le guardo un entrañable cariño.

Un lugar donde el olor a yerba (fresca y quemada) pulula en el ambiente, un lugar donde los más grandes sueños toman forma, donde la inteligencia se fomenta y el conocimiento se absorbe no importando la procedencia, no importando si es dentro de 4 paredes o en los inmensos jardines. Un lugar donde los cerebros se expanden y toman formas diferentes dependiendo de las aptitudes de cada ser humano.

Ese lugar es de los preferidos por mí, quizás sea por la cantidad de anécdotas por contar, o por las historias que ahí deje detrás, pero es un lugar fascinante, cada metro cuadrado, casa pasillo, cada jardinera, cada edificio, cada cancha, cada recoveco de ese lugar al que llamo “Mágico y Misterioso” es para mí digno de reconocimiento.

Hace un par de meses volví a ese lugar, era un evento deportivo y con la tupida lluvia que arreciaba aquella tarde no tuve la oportunidad de contemplar su esplendor; también la negra noche tendió su manto y para la hora en que llegamos al lugar fue imposible observar la grandeza de ese landscape que reconocería hasta con los ojos cerrados.

El primo que todos quieren mencionó una frase aquel día para describir a ese mágico y misterioso lugar, dijo: “CU es un lugar sui generis”… y le asiste toda la razón.

CU es el lugar más raro del mundo entero, sus diametrales contrastes la hacen un lugar donde todo puede suceder. Si paseaste por sus interminables pasillos, si tienes la certeza de haber caminado por sus innumerables metros cuadrados de superficie, si caminaste el camino verde, si te chupaste unas caguamas en sus jardineras, entonces sabrás que CU parece extraída de un cuento ciencia ficción.

En CU puede suceder cualquier cosa, puedes encontrar desde un concierto de orquesta sinfónica donde la gala, el lujo y el sonido de las cuerdas de un chelo pueden armonizar las sensibles membranas de un oído, hasta un concierto de rock masivo, donde el olor a hierba (de la quemada) pulula en el ambiente, donde los chupes clandestinos se corren a discreción, y donde las más absurdas irreverencias en un estilo de baile se dan cita.

Apenas ayer tuve un sueño, un sueño pasado por agua…despertaba a un día lluvioso, esperaba con ansias los primeros rayos del sol pero aparecieron muy tarde. Me trepaba a los monolitos de la zona cultural y observaba como los primeros rayos del sol me llenaban de energía instantánea, poco después sentí como estos mismos asomos de luz me dejaban ciego y preferí bajar de ahí…

…la ardua caminata me tenia exhausto, pero al encaminarme hacia el mítico Anexo de ingeniería, mi espíritu retomo fuerzas, vi mi vida en un instante, me vi recogiendo mis pasos y descubriendo en cada uno de los rincones una historia que contar, una anécdota por recordar….

Soy un romántico empedernido, lo acepto, el regresar a la querencia trastabillo mi sentimentalismo y las ganas de llorar estaban a la orden…

El camino cambia, no puedes decirte inmerso en un sueño sin que haya cosas que contrastan con la realidad, con lo que viviste, y con lo que quisieras que sucediera. El andador que lleva desde el 3 veces H anexo de ingeniería hasta el Princess luce idéntico, en mi sueño me desvío por un olor familiarmente peculiar, el olor a hierba (de la fresca) me llama, me mata y me seduce…

Penetro en los campos de futbol americano y me veo inmerso en lo maravilloso del deporte. Recuerdo con insistencia el olor del campo, jugada a jugada, primero y diez a primero y diez, touchdown a touchdown. Los inconfundibles silbatazos y sonido de las utilerías embriagan de éxtasis emocional mi maravilloso sueño…

Subo por el gimnasio, paso por la alberca, cruzo la avenida y me interno en el edificio principal de la anecdótica, mítica y heroica facultad de ingeniería, recorro sus pasillos, reconozco sus olores, sus colores, me detengo en un baño y echo una firma y salgo corriendo de ahí; no sea que le deba algo a alguien y me quieran cobrar…

Me dirijo hacia Copílco, Chabela comienza a rugir y como lo hice miles de veces la parada obligatoria es el paseo de la salmonella, una torta y una coca-cola (comida típica de un universitario) hacen las delicias del menú. Aun sobra camino por recorrer, las 3 o 4 inmensas calles que separan el lugar de la estación del metro aceleran la digestión y entre fondas, papelerías, y puestos de suvenires se acaba este fascinante viaje…

CU es un sueño en si, estar ahí te cambia la dimensión, te traslada a otra época, a otro dominio. No importa si tienes 35 o 22, no importa si tienes cabello largo o corto, no importa si te perfumas o te gusta ser pandrozo… para estar en CU solo se necesita corazón…

Mi sueño mágico y misterioso a CU terminó de lo mejor, jamás había disfrutado tanto su esplendor, jamás había salido de ahí con la conciencia tan ligera, nunca había ido ahí, con el alma llena de ilusiones y con la esperanza de regresar, regresar otro día acompañado de mi dulce sueño que me llevo de la mano por ese lugar mágico y misterioso que es CU…

2 comments:

Marita said...

Pues nos hubieras llamado... por lo menos para hacer un picnic o de perdis compartir los sagrados alimentos en el paseo de la salmonela. Te quiero!

Anonymous said...

One mor piece for the puzzle =)