Tuesday, September 15, 2009

Detenido

En ocasiones, me detengo más de la cuenta. El ritmo vertiginoso de mi vida me sugiere una pausa más prolongada que lo de costumbre y eso hago: Paro, me detengo de todo, y descanso. Si transportáramos esto que hago a otro escenario seria como ir manejando en el periférico (con tránsito fluido obviamente) y que de un momento a otro y sin razón aparente, pisara el pedal del freno, me detuviera y apagara el motor del auto…

Observaría una infinidad de autos pasando a mis costados, unos a gran velocidad, otros a moderada y los que vienen detrás de mí deteniéndose y tratando de esquivarme. Sería un caos, inmediatamente las bocinas de los automóviles sonarían estruendosamente, recibiría un sinfín de mentadas de madre y quizás hasta muchos dudarían de mi cordura.

Eso pasa cuando me detengo. Es inevitable comenzar los días con el trajín de cada mañana, he descubierto a últimas fechas que hago todo tan rápido que no disfruto nada. Me despierto, me baño, me peino y me visto a velocidad luz, en ocasiones verdaderamente no me doy cuenta de cómo y cuanto hago sino hasta que ya voy manejando rumbo a la escuela de Hammer Head.

Hoy decidí detenerme, observar como todos pasan a mi lado, como los perros ladran al verme, como les da comezón mi presencia, como se comporta la demás gente, como hacen tonterías sin proponérselo, como hacen cosas buenas que parecen malas, y como también nos da por ser tan pendejos… por preferir el harakiri en lugar de disfrutar las cosas chingonas de la vida…

Lejos del murmullo colectivo, fuera de toda esa avalancha social que nos absorbe me encuentro hoy, es un hecho que los impulsos viscerales me dominan de repente, pero como diría mi amada amiga Judith: “cuento hasta 10, si no hasta 100, si no hasta 1000” de no ser así creo que ya hubiera reventado.

Es obvio y notorio que me está lloviendo en mi milpita, que tengo todo en contra y que como ya dije, algo de mi les incomoda, pero yo soy así, como diría mi santa abuela: “No soy monedita de oro”, y nadie lo es, lo que me saca de balance es que por lo menos yo, (creo), he aprendido a vivir con eso, a dejar de lado los asuntos personales y entender que cada cabeza es un mundo, que nadie tiene que ser como yo quiero y que debo de aprender a respetar.

Muchos no lo hacen, mi presencia les saca ronchas, les incomoda, les tiene con en Jesús en la boca, están al pendiente de lo que hago o lo que no, mi brillo les deslumbra, mi sencillez y descaro en todo lo que hago, les causa enojo en sus amargadas vidas.

Así pues me hallo el día de hoy, detenido, solo viendo cómo actúan los demás, observando cómo maléficamente lucubran planes en mi contra, como mantienen su cabecita ocupada en como estarme chingando, pero para su información, me da risa….

Suelo encabronarme, por supuesto, porque no soy de peluche, pero la cachetada con guante blanco viene cuando se dan cuenta que sus ataques no causan el mayor efecto visible en mi, al contrario, con una sonrisa de oreja a oreja les doy lo que me piden…

….Además lo cortés no quita lo valiente!

Al rato me toca a mi… ya que pa eso me pinto solo!

1 comment:

Marita said...

ya estuvo bueno de quedarte detenido no????