Monday, May 24, 2010

La yunta

Durante 5 años de mi vida tuve que pedir permiso para todo, para llegar tarde, para salir temprano, avisar para ir a comer, para un festival de Hammer Head, para un evento familiar, para irme de pinta, para salir a fumar, para ganar dinero extra, para salir del país, para atender usuarios…. total, avisar y pedir permiso hasta para ir a cagar!!!

No se diga mis vacaciones y cursos que a últimas fechas se habían convertido en un viacrucis, en un interminable calvario para lograr que me las(os) autorizaran…. Hoy todo es distinto, en pocas semanas he notado una diferencia y cosas que no había experimentado jamás.

Pero a todo se acostumbra uno, de repente pasan los días, las semanas, los meses, años, y cuando menos te das cuenta, ya eres parte de un sistema el cual te tiene amainado, como zombie, metido en un corral del cual sales solo así, saliendo.

Mi vida siempre se ha caracterizado por tener una cierta dosis de libertad, o al menos estar siempre en el camino de esa búsqueda. Y no sé porque pero en los anteriores 5 años me había olvidado de todo aquello que había pregonado con anterioridad.

Hoy, a pesar de que ha pasado más de un par de meses de la salida del corral, no me termina de caer el veinte por completo, aun sigo sintiendo esa necesidad de tener que rendirle cuentas a alguien, de avisarle a alguien de mis actos, de informarle a alguien de lo que hago o no, y con unas tremendas ganas de que alguien al menos, se entere de que voy a cagar….

Esa involuntaria necesidad que se nos va grabando en el chip no la he podido olvidar. De repente me detengo, observo a mi alrededor y veo que todo mundo me dice: Hazlo, pídelo, sugiérelo, y yo, con la amaestrada mente me repito las sabias palabras de aquel paisano Guanajuatense, diciéndome: Y yo por qué?

De verdad no me termina de caer el veinte de donde estoy, de lo que soy y de lo que me he convertido. No trato de ninguna manera sonar presuntuoso, ni mucho menos darme mi taco; aunque por ahí me digan que soy cotizado, no, creo que soy más sencillo de lo que suponía.

Así se han dado mis últimas semanas, en retomar un ritmo que había dejado atrás, en tratar de aprender del fino y delicado arte de mandar, y de ordenar mis ideas y emociones para que no me vaya a pasar lo que cierto pendejo que conocí, que un buen día tuvo la oportunidad de ser el jefe y termino desgraciándome el destino…

Pero aquí estoy, libre como el viento, me he liberado de la yunta, lleno de responsabilidades y como ven, con poco tiempo para deleitarlos con mis estúpidas historias. Con harta chamba, con un restorán de cosas que hacer, y bajo la mira de los gringos una vez más, pero no de esos burócratas clasistas, que solo se evitan la fatiga de crecer con el ingenio, sino de esos mismos que tienen la guillotina preparada para cuando la cagas y exigen día a día extraordinarios resultados.

….y ahora ya no pido permiso para ir a cagar…. Ahora lo publico en Facebook.

1 comment:

Marita said...

Muy bien primito, me da mucho gusto que estés contento... alguien muy amado por mi, un día me contó una historia que comienza así: "yo tenía un caballo y se me perdió: buena suerte? mala suerte?... " un día te lo contaré.
Te quiero!