Como te cambia la vida…

No es que uno se la pase pensando en estas cosas, pero cada vez que platico con un treintañero, resulta que coinciden las teorías sobre la añoranza de los años, y que, cuando coincidentemente tienes algo en común como la UNAM, sobresale en la sobremesa que se tienen los mismos recuerdos, los mismos síntomas de una juventud que empieza a pasar de largo. Y no es que uno se sienta viejo, sino que aquellos años maravillosos te llenan la vida de experiencias y de situaciones irrepetibles.

El Viernes Gaby y hoy por la mañana Evelio, gente como yo que tenemos el azul y oro como común denominador y no necesariamente por ser asiduo fanático de los pumas, sino que la UNAM te da demasiadas cosas que desafortunadamente cuando las ves desde otra perspectiva, te das cuenta que tu vida dejo gran parte de si en el campus Universitario.

Comentaba yo que en aquel entonces era maravilloso que llegara el viernes, de la alegría indescriptible de saber que las fiestas empezaban el jueves por la noche con la tranquilidad y compañía de un par de cerbatanas y al finalizar la ronda, ya los planes para Viernes, Sábado y a veces para el Domingo estaban pactados con sangre.

Hablábamos también que la vida era más maravillosa por que estaba rodeada de cosas sencillas, no necesitabas verte bien para sentirte bien, no necesitabas tener cuenta en el banco ni tarjeta de crédito, No se necesitaba tener el mejor auto para poderte transportar 20 Km. hasta la Universidad, con tomar el metro bastaba.

Una vida con pocas responsabilidades, una vida más de fondo que de forma, una vida ajena a superficialidades que nos rodean ahora. Una vida de fiesta los fines de semana y de descanso de Lunes a Jueves.

Como diría mi cuate Alex Lora….con hoyos en la bolsa.

Cualquiera que tenga una historia que contar, un amor que recordar, una sonrisa que esbozar, una madre que mentar…seguramente vivió en CU.