Los hubieras

Los hubieras no existen, el tiempo imperfecto en el que se conjugan dista mucho de la realidad en que suceden. Los hubieras son el pretexto perfecto para justificar equivocaciones, olvidos, descuidos decepciones y hasta pendejadas. Los hubieras surgen de la impotencia sentida cuando se quiere modificar un pasado que con la ayuda de algunos buenos “hubieras”, sería un mejor presente.

Dicho lo anterior no con ánimos de filosofar, la verdad que no he fumado nada que provoque inspiración para venirles con un choro mareador de esos que luego me chuto, simple y sencillamente decidí abrir así porque es una definición para una palabra que considero inútil, para un verbo que debería de desaparecer de la gramática por una sencilla razón: que no existe.

Los hubieras reflejan a todas luces impotencia ante una situación que no se puede modificar. Los hubieras son sinónimo de arrepentimiento, son símbolos de remordimiento, de sentimientos de retracto ante los acontecimientos del presente. Son aflicciones ante las consecuencias que una mala decisión trajo consigo.

Desde hace mucho tiempo me percate de ello, desde que era yo un puberto comencé a tener ese tipo de cavilaciones acerca de los hubieras. Nunca he dejado que me agobien, nunca he permitido que hagan presa de mí y comience yo con el infalible síntoma de los arrepentimientos: los hubieras.

Pero es inevitable, es infaltable en la vida de cada ser humano irse por ese camino empedrado y lodoso que es el de los hubieras. Es poco probable también que alguien haya sido lo suficientemente perfecto para nunca haber sentido la necesidad de lamentarse con algún “hubiera”, con esa palabra mágica que mitiga el dolor del arrepentimiento y nos soba la cabeza, nos apapacha y nos repite: No, no eres tan pendejo, solo tomaste una mala decisión.

Yo particularmente tengo mi enorme lista, y aunque como ya mencione que he tratado, por más que quiero, no llegar a tales circunstancias, tengo que admitir que he pecado, me he dejado seducir por la el dulce sonido de un “hubiera”, mas cuando no hay justificación para ciertos actos y mis pecados son imperdonables.

Sería interminable enumerar todos y cada uno de los actos míos para los cuales mereciera un discreto y modesto “hubiera”, pero también la lista sería extensa si los “hubieras” justificaran acciones en el pasado que podrían haber modificado este presente.

Por ejemplo: Si hubiera sido buen estudiante lo más probable es que estuviera en algún otro lugar, diferente al de ahora. Si hubiera sido más dedicado en el deporte, quizás me hubieran dado una beca en el extranjero. Si hubiera sido menos desmadroso, quizás tendría un mejor historial académico, y de ahí, se repetiría el ciclo…

Si hubiera sido menos enojón, muy probablemente mucha gente no tendría la impresión que tiene de mí. Si hubiera sido más inteligente, podría haber hecho mas y mas cosas en la vida, si hubiera sido menos pendejo, me habría puesto condón y no hubiese sido padre tan prematuramente.

Si hubiera hecho caso de los latidos de mi corazón no hubiera hecho tanto daño; si hubiera sido menos tímido, me hubiera dado la oportunidad de hablar de mis sentimientos. Si hubiera sido más sutil en mis palabras, nada de lo que pasó habría sucedido; si al final te hubiera telefoneado a la semana siguiente como lo acordamos en aquella última llamada, quizás todo esto hubiera sido diferente. Si no hubiera abierto la bocota cuando estabas cerca otra vez, si no me hubiera dejado llevar por la ira y la desesperación, hoy estaríamos hablando de otra cosa….

Si no le hubiera hecho caso a Mendiola, quizás seguiría un poco más contento, más inspirado y escribiendo con cierta dirección. Si no hubiera comenzado a sospechar de esas visitas, en este momento seguirías leyendo estas líneas. Si no te hubiera escrito el post de “complacencia”, seguirías siendo mi anónimo fan; si no te hubiera hablado tan directo y tan conocido, seguirías visitándome.

Si no hubiera sido tan, pero tan pendejo….jamás te hubieras ido!!!