Thursday, July 3, 2008

Enseñanzas

Doña Carmen Torres Jaramillo era una viejecita que en unos cuantos días estaría por cumplir 96 añejos, si, ya casi una centena de calendarios si aun estuviera viva. Ella era una mujer simple, una mujer común y corriente, quizás mas corriente que común… nunca fue ostentosa, a lo mucho alguna vez se puso unas arracadas de oro que le regalaron, pero de ahí en fuera nunca uso nada sobre de ella que no fuera simplemente ropa y hasta eso, no de superflua calidad.

Cuando iba a la iglesia solía usar un trapo de encaje color negro sobre la cabeza, ella lo llamaba velo y sin el difícilmente se paraba en un recinto religioso a escuchar el sermón. Para ella siempre fue producto de primera necesidad tenerlo cerca junto con un rosario que le daba vueltas y vueltas al rezar.

Siempre la consideré una mujer muy centrada, y centrada en el amplio sentido de la palabra…pocas veces o casi nunca la ví enojada y también pocas veces se salía de su estilo. Centrada por que siempre fue ecuánime, nunca fue excesivamente chismosa, (solo lo necesario), ni tampoco fue una santa ni todo un ejemplo a seguir, la verdad, obviamente como todo ser humano pues no era perfecta, también se le chispoteaban muchas cosas, pero pocas veces la ví equivocarse rotunda y descaradamente.

Yo considero que era una mujer demasiado inteligente, muy impetuosa, vigorosa, hacendosa, con amplio sentido del humor, dicharachera, sabia, de enorme corazón, de una bondad infinita, que se quitaba el pan de la boca para dárselo a alguien mas…en fin, una mujer extraordinaria…

Doña Carmen no sabia leer ni escribir, nunca lo necesito, sacó a sus hijos adelante, hizo de todo para sobrevivir y aunque tuvo una enorme necesidad nunca pidió limosna…Hay cosas de ella que admiro demasiado, cosas como esa, su fuerza, su entrega a la vida, su don de dar sin esperar nada a cambio, su sabiduría, su filosofía, su forma de enseñar, su forma de ser y su forma de vivir tan intachable!!!...

En un par de semanas, el día 16 para ser exactos sería su cumpleaños y a últimas fechas se me viene mucho a la mente toda esa enseñanza, esos dichos, esa sabiduría, esa gran y maravillosa mujer…Justamente me acuerdo de ella cuando observo lo que me sucede, mi acontecer, mis problemas, mis desavenencias, y no solo eso, cuando observo a la gente que me rodea, las actitudes que tienen, su forma de ser, la forma en que dicen sin decir, la forma en que actúan….en fin.

A lo largo de esta publicación he soltado muchos dichos que a ella le escuché, tantas y tantas frases que tengo en mi memoria como enseñanza de la vida, que realmente seria difícil enumerarlos, y sobre todo difícil hacer una recopilación de todos y cada uno, y no solo eso, también explicar con un ejemplo vivo, para el cual el dicho queda como anillo al dedo.

Hoy platicaba con una buena amiga sobre acontecimientos recientes y otros no tanto, de cómo todo eso te va dejando marcado y también te muestra una enseñanza de la vida. Y platicaba también un sin fin de cosas que al final se van convirtiendo en descubrimientos. Descubrimientos por que eran cosas desconocidas para mí, y desconocidas para ella.

A últimas fechas sentí volverme loco, pensé que muchas de esas grandes enseñanzas que había aprendido durante los 20 años que estuve al lado de Doña Carmen, habían sido mentira, que solo se oían bonito pero que en la práctica no resultaban. Pensé que mi forma de ver el mundo era la equivocada, que viví y crecí con una ideología distorsionada.

Después de escuchar su anécdota cite a mi abuela diciendo: “El amor no es lo mejor”; una frase que Doña Carmen repitió en algunas ocasiones. Ella me dijo: Si, es verdad….

Pensé que me volvía loco, pensé que todo eso que había pensado y todo eso que alguna vez mi boca profirió, era una falacia y no, definitivamente no estoy solo en esta vida. Definitivamente no estoy equivocado, o por lo menos no soy el único loco que ve las cosas así.

Habrá alguien a quien le cale eso que digo, habrá a quien le de demasiada comezón, alguien que tenga ideas mas utópicas en lo que respecta a la vida y como vivirla y si, muy respetable, pero yo definitivamente llevo como estandarte toda esa enseñanza que mi abuelita me dejó, toda esa sabiduría de Doña Carmen Torres, una mujer que no sabia ni siquiera leer ni escribir….

Hoy agradezco a la vida haber tenido una abuela como esa!!!

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