Friday, July 11, 2008

La Graduación

Yo nunca tuve una graduación, los pinches ingenieros éramos tan agrios y allegados a la peda y al vorlote que se nos hacia de lo mas ñoño tener una fiesta de graduación. De hecho yo ni siquiera llegué a la noche de graduación, el panquecito que ya tenía en el horno me llevó a ausentarme de la escuela y de mis grandes amigos el último semestre.

Pero eso si, fui de gorrita café a varias, y la neta que aun siendo un modelo ñoñón y de extracto puramente agringado, pues uno se la pasa de maravilla, mas aun cuando se corre el agua de las verdes matas a discreción.

Por supuesto que todos hemos tenido una graduación, no necesitas haber asistido a la universidad ni de un titulo profesional para tener una. Ya sea un logro, un sueño cumplido o una meta obtenida en la vida puede ser una graduación para cualquiera, yo mismo, aunque no tuve fiesta de graduación en la universidad, pues a ultimas fechas he descubierto que me gradué de pendejo….pero bueno, esas es otra historia.

Yo recuerdo perfectamente una en especial, una que sucedió hace mucho, mucho tiempo, en aquellas épocas en que aun me quedaba aquel traje azul con el que me veía como príncipe de película de Walt Disney. Un día como hoy hace exactamente 10 años….

Fechas tan importantes no se olvidan fácilmente, ni tampoco eventos, ni horas, ni lugares cuando en verdad han resultado significativos para alguien. Por lo menos yo, que tengo una memoria paquidérmica para ese tipo de cuestiones, no se me olvidan fácilmente, y aun, a pesar de que ha pasado ya una década de aquellos acontecimientos, aun los recuerdo como si hubiesen sido ayer…

Desde el amanecer de ese día sábado, el cual me desperté más temprano de lo que acostumbraba por que mis papas tuvieron visita tempranera y no dejaron dormir, hasta lo que se dijo en la llamada que recibí para confirmar mi asistencia al evento de esa noche. Todo, lo recuerdo todo como si fuera una película vista mil veces, y como no, si yo fui el protagonista principal.

Podría describir cada hora, cada momento, cada segundo, cada instante de aquel día, lo tengo tan metido en mi memoria que no se me olvida. Soy tan tremendamente sensible pa esas cosas que sin pecar de exagerado puedo recordar hasta el olor de la loción que traía puesta, el olor de las flores del centro de mesa, incluso, el color de los atuendos de la gente que se dio cita.

Jamás había estado tan nervioso como ese día, jamás me sentí tan emocionado ni tan tremendamente excitado como esa noche (excitado en el buen sentido de la palabra) nunca me causó su presencia pensamientos pecaminosos, ni mucho menos, (y eso ahora me doy cuenta) se me fueron los ojos por los encantos y el descubrimiento de lo que un lindo escote dejaba ver aquella noche.

Durante la cena fui victima de un bombardeo de guiños, sonrisas y sacadas de lengua. Jamás en mi vida me habían visto así…por lo menos hasta ese momento, de modo tal que la novatez de la ocasión me provocó la vergüenza y terminé mordiéndome el reboso una vez mas.

El ágape transcurrió sin demasiados sobresaltos mas que los emocionales míos, la cena, el brindis y el bailongo resulto poco menos que grandioso, me sentía plenamente en las nubes, los ojos me brillaban, el nerviosismo me delataba, la respiración se me iba y el corazón latía y latía….antes no se me salio del pecho y se zambulló en la sopa!!!!

El grupo era muy versátil, tocó rolas pasando por todos los géneros, el clímax comenzó al sonar “A little Respect” pidiéndoseme que la cantara…la pena me invadió y no pude soportar la mirada de esos ojos que me hipnotizaban y termine por hacerme wey… (como siempre)

Cada intermedio era bienvenido para deleitarnos con el refrigerio embriagador, el baile siguió y siguió, la noche no paraba, se me hizo la más eterna de mi vida pero desafortunadamente como todo en la vida, esa noche de graduación terminó.

El regreso fue de mucha melancolía, entre un mar de gente se tardaron en traerme el auto los del ballet, y para cuando pisé el acelerador, se había alejado en su auto del año, recién sacado de la agencia, cual cenicienta en su carruaje reluciente y con sus zapatillas de cristal.

Nos reencontramos en su casa, el atuendo de princesa y el hermoso vestido gris habían desaparecido y dio paso a una ropa más cómoda. Una vez más la pendejez me invadió y rechacé la invitación a pasar a tomar el café en la sala. Pensé que ya había tenido suficiente de emociones por esa noche....Nos despedimos, nos dimos un beso, un fuerte abrazo y recuerdo bien lo que le dije: “Muchísimas felicidades Licenciada, cuando sea grande yo quiero ser como usted”, Ella y su madre rieron, no se si por lo que dije o por que estaban acostumbradas a reírse de mis pendejadas…

El regreso a casa fue rápido. Desde ese lugar de los baños medicinales hasta Moctezuma hills 90210 habré hecho unos 10 minutos a las casi 4 de la mañana. Aun llegue con mis camaradas que estaban en casa del Chato Break y me eche los últimos dos quiebres, les conté de mi aventura en esa mágica noche de graduación y eso sirvió para desvanecer la euforia que aun cuando me fui a la cama, no me dejaba dormir.

La noche terminó y el sueño se acabó. Al siguiente día me la curaba viendo TV y tomando agua de limón, viendo que Brasil perdía el partido final del Mundial de Francia 98 lo cual me provocó una gran decepción…

…gran decepción, pero nada comparada a la que me esperaba los siguientes meses.

1 comment:

Anonymous said...

No piensas escribir nada sobre el día que "... y retiemble en sus centros la Tierra"????
Pon fotos!!! ya se que las pusiste en tu página pero no he podido entrar... y quiero saber que más pasó cuando me jui!!!
Besito