Wednesday, June 20, 2007

Tristes recuerdos

Nomás un puño de tierra es lo que nos llevaremos a la tumba, otros que preferimos la incineración como un antídoto para evitar toda esa fatiga emocional que resulta el sepelio, pues ni el puñito de tierra nos echaran. Lo cierto es que todos vamos pal´mismo lado, unos agarramos un camino corto otros otro mas largo, pero al final, llegaremos al mismo lugar.

Así decía mi abuela, la distinguida y muy celebre Doña Carmen Torres Jaramillo, quien desde muchos años antes de su muerte y muchísimos más antes de que yo naciera, era fanática del hoy fallecido Antonio Aguilar.

Y todo esto viene a colación por que toda la mañana escuche fragmentos de canciones de este Señor en el camino, incluso hasta los vendedores ambulantes desempolvaron las viejas colecciones de mp3 y los sacaron hoy a la venta a propósito de la muerte del Charro de México; o mas bien yo diría que los estuvieron preparando durante la agonía del Señor y esperaron a que azotara la res para sacarlos al mercado, ya que se venderían como pan caliente (bara bara, lleve lleve!!!!). La verdad es que no me sorprende la capacidad de técnicas mercadológicas y de lucro que tienen estas personas, pero bueno, eso es tema de otro post.

Pero el tema central de estas líneas no son los ambulantes, sino que desde hace 14 años en que mi abuela dejo este mundo, lo primero que hago al escuchar una rola de Antonio Aguilar, es recordarla a ella.

Albur de amor, Caballo prieto Azabache y El Moro de Cumpas eran clásicas canciones que se escuchaban en Sinfonola, la estación del barrilito!!!, una estación de AM que no se si aun exista y que mi abuela solía escuchar en su viejo radio color rojo, (que era el único que sabia encender) y que sabia perfectamente, guiándose por su sentido común y a ojo de buen cubero la localización exacta donde tenia que estar “la rayita” para que sonara sus canciones rancheras en la mencionada estación.

Tampoco dejar pasar las clásicas películas a color, un color demasiado subido de tono y a Antonio Aguilar enfundado en un traje charro rojo de “chingame la pupila” y montado en un caballo blanco haciendo contraste, aquella película se llamaba Juan Colorado. Y así como esas muchas…Lamberto Quintero, Gabino Barreda, El ánima de Sayula y muchas más.

Mi abuela no se las perdía, decía que los paisajes e historias le recordaban a su rancho y zonas aledañas Guanajuatenses, que en aquellos entonces cuando mi abuela vivía allá, seguramente serian similares a los de todas esas películas.

Mi abuela dejaría su rancho por ahí del 38 o el 40, mi madre nació en el 41 pero ella nació ya aquí en Chilangolandia, aunque ella decía orgullosa que había nacido en Guanajuato. Lo que si es cierto es que para aquellos ayeres debió haber sido muy similar el paisaje a los de esas películas.

Yo todavía conocí el Rancho de mi abuela así, con gente a caballo o en burro, mas en burro que a caballo y la gente mas humilde, caminando y arriando a su ganado, en las casa no faltaban las tortillas de comal y un fogón que humeaba como chimenea; las casas de adobe y el gallinero en el patio. Era lindo.

Ahora todo es diferente, las casas son de ladrillo y con loza, alrededor ya han pavimentado, y los postes de energía dan fe de que CFE ha llegado con la electricidad que hasta mediados de los años 90 no la conocían.

Antonio Aguilar le recordaba a mi abuela su rancho y escucharlo cantar me recuerda a mi a mi abuela. Lo cierto es que todos estos días y todos estos homenajes que seguro habrá, no dejare de pensar en Doña Carmen.

A ver que tal nos va……

1 comment:

Vronik said...

Pues de la muerte no te hablo mucho, es mi talón de Aquiles.
Claro que los recuerdos bellos!!! como bien dijiste, es volver a vivir...
Y Guanajuato, que te digo??? Bello, hermoso y aun hay lugares como los que describes... la familia de mis abuelos vive en Salvatierra, soy muy humildes, pero me encanta visitarlos! y claro.. cosechar maíz, comer cacahuates y garbanzos, las noches en los portales disfutando un buñuelo con su atolito... o diferentes tipos de garnachitas que estan a la orden... oir historias macabras de fantasmas...
Que lindo es Guanajuato!!!