De vuelta a la querencia

Comenzó mi día como todos, como todos en los que temprano me levanto, me meto al baño y despierto, así en ese orden, siempre necesito sentir las primeras gotas de agua de la regadera para despertar a un nuevo día. (A excepción de los domingos)

Ya después de un mes de adoptar el nuevo horario matutino la rutina es inevitable, solo que esta vez tenía que hacer una escala técnica, la cita era ese lugar mágico y misterioso, un lugar donde se desarrolla el pensamiento, un lugar donde se siente calor de hogar, donde todo parece ser conocido, donde los recuerdos inevitablemente te vienen a la cabeza, donde cada metro cuadrado de ese lugar podría contar una historia tuya.

Dejé a Hammer Head en su escuelita a las 7:00 de la mañana, y para las 7:20 ya estaba arribando al lugar. Podría decirse que entre por la puerta de atrás, esa puerta que pocos dicen conocer y que pocos también (de los antiguos) recuerdan que fue ahí por donde entraron.
Inmediatamente distinguí un cambio en la fachada, se construyó un camino más rápido para no tener que llegar hasta la puerta, con esto se evitaron el tumulto de los que entran, salen y dan la vuelta en ese semáforo.

Entrando a esa tierra bendita de dios comenzó mi cabeza a recordar nombres que hace mucho, mucho tiempo no leía ni escuchaba, nombres y palabrejas que habían salido de mi diccionario pero con solo leerlos otra vez y recordar lugares, inmediatamente mi memoria saco del back up toda esa información.

Palabras como: Espacio escultórico, Mario de la cueva, Circuito Escolar, Polacas, Veterinaria, Odonto, Medicina, Química, CELE, el añejo, el princess, los arrieros, el paseo de la salmonella, las islas y muchas más, habían salido de mi vocabulario por años y hasta el día de hoy volvieron a salir con frescura, como si apenas ayer las hubiera pronunciado.

Con sorpresa me di cuenta de que todo el circuito escolar está vacío, ya no se permite estacionarse ahí, también con sorpresa vi demasiadas bicicletas y también descubrí que llegando en metro, afuera hay una estación donde te prestan la bici, a contra entrega de tu credencial de estudiante. Así de fácil te trepas, y llegas pedaleando hasta tu facultad.

La segunda vez en 7 años que me paro por ese lugar, inevitablemente los recuerdos afloran, pero también invariablemente la mente te dice: Hey wey despierta!!!, es 2008 y solo vienes por un papel…

A veces uno quiere regresar a los lugares que frecuentó y verlos como si nada hubiese pasado, muchas veces también nos gustaría llegar (o por lo menos me pasa a mi) y ver a tu runfla de cuates sentados en la jardinera, nos gustaría caminar por donde caminábamos, tomar clase donde la tomábamos, sentarnos donde nos sentábamos tomar chela donde la tomábamos y hasta mear donde solíamos hacerlo….

El tiempo pasa y la 3 veces H Facultad de Ingeniería luce distinta, muchas cosas nuevas hay, muchas otras aun se conservan, sus muros color café y su herrería color amarillo la hacen inconfundible desde cualquier lugar circunvecino, los estacionamientos ahora son automatizados y en la ventanilla de Servicios Escolares ya lucen otras personas que atienden ahí, ya no tienen cara de sargento mal pagado, ahora atienden con amabilidad y con la rapidez que otorga realizar un trámite por computadora.

Me aguanté, me aguante como los de Guanajuato pa que no se me salieran las de cocodrilo, en verdad me entra la nostalgia de regresar a ese lugar mágico y misterioso que fue mi casa durante varios años, ese lugar donde conocí a las más grandes personas que habitan en mi corazón, ese lugar donde aprendí lo que ahora soy, a ese gigantesco lugar llamado Ciudad Universitaria.