Tuesday, April 7, 2009

Chapultepec

“Nadie puede imaginar, lo que hay detrás de un gran hombre: optimista, ganador, bien parado para la ocasión. Un par de tequilazos, para preparar la vista, no vaya a ser cosa que se ponga exigente en la elección"...

...Bersuit Vergarabat.

Desde el piso 12 de la zona hotelera de Polanco se divisa casi en su totalidad el bosque de Chapultepec. Obviamente que su verde follaje deja casi imperceptible a la vista los detalles de un mágico lugar que remite a la infancia casi de inmediato.

Quien no recuerda los paseos en “el trenecito”, yo particularmente recuerdo las clásicas excursiones dominicales cuando nos visitaban los parientes de Leondres y se daban la divertida de su vida el sumergirse en los adentros de este pulmón de Chilangolandia. Para ellos era casi como la celsitud de un lugar remoto e inalcanzable, un lugar que solo en sueños se imaginaron visitar, comparado para mí solamente como si me bajara del metro en New York y observara la inmensidad de Central Park.

Así de impactante puede resultar, y me impacto esta vez, (mas bien desde ayer) que subimos hasta el piso 30 donde los “top secret” se instalaron y donde la vista al majestuoso y místico bosque de Chapultepec se hace mas asombrosa.

Mi lugar favorito definitivamente es el zoológico, quizás por que me entiendo con los animales, aunque a últimas fechas me entiendo solo con puro wey, pero en verdad que los animales me llaman la atención. Alguna vez recuerdo en mi mas tierna infancia mencionar que quería ser veterinario… no lo se bien, pero en algún recóndito lugar de mi memoria aun prevalece esa afinidad hacia los animales.

Usando lenguaje militar y señalando mas hacia las 12:00 se encuentran los juegos mecánicos. No se bien a bien cuando le cambiaron de nombre a: La Feria, pero lo que si se es que también tengo recuerdos de aquellas escapadas sabatinas y de las clásicas salidas de secundaria y preparatoria al museo de historia Natural. Era infalible de regreso pasar a echarse un roll por los juegos mecánicos.

Siendo yo un niño de gustos no tan intrépidos, difícilmente me subiría la montaña rusa, esa vieja construcción de madera que luce imponente y que a estas horas de la noche llama la atención con su resplandeciente colorido realzado por centenares de foquitos que si no hiciera este pinche calorón, pensaría que la adornaron para las fiestas navideñas.

Del coloso arquitectónico, sede de innumerables conciertos también tengo recuerdos, algunos de visitas a eventos escolares, otros por placer, pero siempre de muy buenas remembranzas del auditorio al lado el campo Marte con su imponente bandera que se yergue en todo lo alto, orgullo para los pocos LES que se hayan en este hotel y que se las presumimos a los gringos que andan por aquí. En ese mismo campo Marte aun se siguen oyendo cascazos y ruidos particulares de una línea de golpeo; aun se llevan a cabo batallas de los inmortales Centinelas.

…y del lago ni hablar. Bellos recuerdos de las remadas, mojadas y pintas estudiantiles, no sin dejar de mencionar aquella mañana de sábado cuando en una lancha íbamos solos, mi compadrito Eric, Mi comadre Ara, Fabiola y su servilleta…. parecía Venecia!!!

El imponente gran Castillo también es un lugar de grandes anécdotas, esas mañanas sabatinas de museo eran para mí y los de mi pandilla, mañanas sabatinas de desmadre. Para unos inadaptados, desmadrazos e incorregibles adolescentes como nosotros, el salir de la rutina y poder hacer de las nuestras extraterritorialmente era un tremendo agasajo.

Así pues Chapultepec es testigo de innumerables e inolvidables anécdotas de mi infancia y de mi pubertad. Hoy, ya siendo un veterano del desmadre, solo observo por la ventana de este doceavo piso el paisaje y me sonrío acordándome de tantas y tantas cosas que pasan por mi mente.

Ayer comenzó una anécdota más, una historia más para contar. Desde ayer empecé a deambular por aquí, a hacerme wey cuando se puede y de trabajar cuando se requiere. El ambiente rígido y de aspecto marcial de la presencia del “YU-ES-ES-ES” y del personal del cantón blanqueado seguramente traerá algo nuevo que contar del mítico y eterno Chapultepec.

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